INVENTARIOS DE AVES

 

En Colombia se encuentran cerca de 1.898 especies de aves (Remsen et al., 2007), la región Andina cuenta con un registro de 974 especies (Rangel, 2005) y el Macizo Colombiano cuenta con un registro de 586 especies (Paz, 2001). Los robledales albergan varias especies de flora y fauna  endémicas, migratorias y clasificadas en alguna categoría de riesgo. Entre las aves tenemos el Atlapetes, el saltarín dorado y el colibrí cabecicastaño (Parra, 2010). Esta gran diversidad es, además de un privilegio, una gran responsabilidad pues constituye un patrimonio universal que debe ser manejado para garantizar su preservación a perpetuidad. La conservación de la biodiversidad en términos económicos y éticos, es un objetivo central de convenios multilaterales, de organizaciones gubernamentales y no gubernamentales alrededor del mundo.

 

Las aves no solo conforman un grupo de fauna que apreciamos la mayoría de los seres humanos. Ellas también desempeñan diversos papeles ecológicos de especial importancia en el mantenimiento de los servicios ambientales y de la sostenibilidad. Hay especies de aves que tienen el papel de polinizadoras de muchas especies de plantas silvestres e incluso de plantas cultivadas; algunas son carroñeras; otras dispersan semillas, promoviendo así la regeneración de los bosques y parches de vegetación natural y, muchas son depredadoras de insectos o de roedores y así contribuyen en el mantenimiento de los balances ecológicos (Botero, 2010).

 

Las aves tienen también un valioso papel como indicadores del estado del medio ambiente. La presencia o ausencia de algunas especies o grupos de aves ayuda a interpretar la situación ambiental de una región. Las especies sensibles a los productos químicos como los pesticidas usados en la agricultura, suministran información sobre los niveles de contaminación en una región. La presencia de especies vulnerables y las especialistas indican cuál es el estado de conservación de los hábitats (Botero, 2010).